Lluvias de animales

lluvias de animales

Introducción
Salir a la calle y que empiece a llover peces suena a relato para contar en una fogata, pero sucede de verdad. Las llamadas lluvias de animales son episodios en los que criaturas pequeñas caen del cielo tras tormentas o corrientes inusuales. Hay mitos, tienen pinta de leyenda, y sin embargo hay registros históricos y testimonios modernos. La explicación científica suele apuntar a corrientes de aire que levantan y transportan a los animales, pero la imagen sigue siendo tan asombrosa que cuesta no detenerse a mirar el cielo.

1.- Lluvia de peces en Yoro, Honduras
En Yoro, cada año, los lugareños esperan lo que ellos llaman la lluvia de peces. Aparecen peces pequeños por las calles tras tormentas intensas. La escena es casi ritual: el sonido del chapoteo entre las piedras, niños que corren a recogerlos y mujeres que ya saben cómo lavarlos y cocinarlos. Científicamente se piensa que fuertes corrientes ascendentes o trombas marinas llevan a los peces desde ríos o desde el mar y luego los depositan kilómetros tierra adentro. Pero la mezcla de tradición y meteorología convierte el fenómeno en algo más que dato: es fiesta y asombro.

2.- Ranas que caen sobre pueblos en Serbia y otros lugares
Imagina abrir la ventana y que cientos de ranas golpeteen el techo como si fueran gotas grandes. En varios lugares del mundo, desde Serbia hasta partes de EE. UU., ha pasado. Las ranas suelen ser arrastradas desde charcas cercanas por vientos fuertes o remolinos y caen en masa. El resultado es un paisaje cubierto de saltos y croares, olor a barro removido y gente que intenta rescatar a los anfibios antes de que se sequen. El impacto visual y sonoro de esa lluvia convierte cualquier calle en una escena increíble por unos minutos.
En ocasiones, en Australia y otros sitios, el aire se llena de hilos brillantes y pequeñas arañas que parecen caer como copos. El fenómeno, llamado ballooning, es una estrategia natural: arañas jóvenes lanzan hebras de seda para que el viento las lleve y así colonizar nuevos espacios. Cuando sucede en masa, el paisaje se cubre de una especie de manto translúcido que ondea en el viento. La vista es extraña y bella a la vez: luz que se refracta en los hilos, pequeñas sombras moviéndose en el aire y la sensación de estar dentro de una telaraña gigante.

4.- Lluvias de gusanos y lombrices en campos europeos
Profesores que miran su cancha y la encuentran cubierta de gusanos no lo esperan ni en sueños. En Noruega y otros países, temporales fuertes han levantado superficies de tierra húmeda y llenado la atmósfera de lombrices que luego caen sobre praderas y patios. El olor a tierra mojada es intenso, y la escena suele generar desde risa hasta repulsión momentánea. Aquí, de nuevo, la explicación es sencilla: viento fuerte que arranca pequeños seres del suelo húmedo y los deposita a distancia.

5.- Peces que aparecen en tejados y balcones en Japón y otros puntos costeros
En zonas costeras, a veces aparecen peces en sitios imposibles tras tormentas inusuales. El fenómeno puede deberse a trombas marinas o columnas de aire que levantan agua y vida marina y la transportan tierra adentro. El resultado es ver pequeños peces sobre baldosas o escaleras, brillando como si hubieran caído en cámara lenta. Los pescadores explican cómo una ráfaga fuerte puede “robar” una nube de agua y soltarla más lejos; para el resto, es motivo de asombro y conversación.

Breve nota científica práctica
Lo más común tras estos episodios son las corrientes ascendentes fuertes (updrafts) en tormentas, tornados o trombas marinas que succionan animales pequeños y los llevan a altitudes donde las corrientes los desplazan hasta soltarlos kilómetros después. En el caso de animales como arañas, además del viento interviene su propio comportamiento (ballooning). Son procesos físicos que no implican “maldición”, pero la imagen que dejan es tan potente que la explicación no siempre apaga la maravilla.

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